sábado, septiembre 23, 2006

Te extraño.

Ahora quiero estar contigo. Más que nunca. Ahra que no puedo. Te extraño y el recuerdo me hace garras. Me destroza. Me separa de mi cuerpo y me lleva contigo. Ahí, a tu lado, en tu cama, en mis sueños. Es una sed intensa que nunca había sentido aunque nunca la había saciado. Es una necesidad que nació de la distancia y de la imposibilidad de sentir tu piel. Es deseo que se alimenta de todo lo que encuentra. Porque todo lo que encuentro me recuerda a ti. Y tu voz me encanta. Me revive. Me agita. Me exalta. Me castiga. Ansío tanto el volver a oírte y cuando lo hago te extraño más. Quisiera que las palabras se volvieran besos, manos, caricias, suspiros. Envolverte con mi voz y sentirte en tu suspiro. Convertirme en oscuridad y cobijarte mientras sueñas. Te extraño. Cada vez más. A veces tanto que comienza a doler. Quiero estar contigo. Ahora más. Cuando hay un mar entre nosotros.

viernes, abril 28, 2006

Tengo ganas de escribir. Tengo ganas de aligerar de alguna manera la presión que generan mis emociones dentro de mí. Hay veces que, sin darme cuenta, tengo ganas de llorar. Y no lo hago. No por mí mismo. No puedo. Bueno, sí puedo pero me es muy difícil. Mis lágrimas pocas veces se asoman a contemplar mi tristeza. Casi siempre lo hacen para presenciar un trágico momento en una película, un sufrimiento sentido por un personaje, una cruel ironía en una vida que no es la mía. Me sorprendo llorando en escenas que no ameritan tanto el llanto y es ahí cuando comprendo que en realidad no estoy llorando por lo que veo sino por lo que siento mientras lo veo. Inconscientemente busco una excusa para inundar mis ojos cuando parece que mi propia tristeza no es suficiente. Hoy siento como si fuera una de esas veces, en las que quiero llorar y no puedo. Ahora ni siquiera con una película. Quisiera encontrar a alguien. Una persona a la cual entregarle todas mis emociones, todo lo que quiero y puedo entregar y que no tengo a quién. Alguien especial. Alguien que pueda dejarnos solos en una habitación llena de gente. Alguien que pueda sentir lo mismo que yo puedo sentir por ella. Alguien que me quiera como yo también la quiera. Alguien que se deje querer y que haga que yo me deje querer. Quiero encontrar a alguien con quien pasar el tiempo, para ya no pasar mi tiempo sólo conmigo. Pero no sé cómo hacerlo. No sé si pueda. No sé siquiera si exista esa persona. Si la conozco, la conoceré o si ya la conocí y no supe quién era. Siento que estoy en una etapa de mi vida en la que tengo la oportunidad de hacer muchas cosas y la obligación de hacer algunas otras; sin embargo, lo único que quiero hacer en este momento es estar con alguien, quererla, cuidarla. Eso es lo que siento que es lo más importante en mi vida ahora... y es lo único que empiezo a dudar que pueda llegar a suceder.

viernes, febrero 03, 2006

Impotencia.

Quisiera haber podido estar ahí cuando escuché que empezaste a llorar. Que las lágrimas cayeran en mi regazo y que tu frente descansara sobre mi pecho. Quisiera que no hubieran tenido que ser palabras lo que te diera, sino algo con un significado más grande. Quisiera que nunca más tuvieras que derramar una sola lágrima, que olvidaras el sonido de un sollozo. Desde aquí, quisiera abrazarte tan fuerte como para despedazar todos tus miedos y esfumar todas tus dudas.

Quiero que me creas cuando te digo que todo va a estar bien. Pero que se cumpla mi palabra... eso es lo que más quiero.

jueves, octubre 21, 2004

Un torbellino.

Mi cabeza está dando vueltas. Me siento entre confundido y abrumado. No me gusta pelearme con mi mamá, tampoco con mi hermana, pero ahora creo que no tienen razón en enojarse de esa manera. ¿Qué chingados quiere platicar conmigo? que se dé cuenta de una vez que su oportunidad de ser un padre para nosotros ya pasó. Ahora ya no tiene caso tratar de enmendar una pseudofamilia con nosotros. Mi familia está completa: mi madre, mi hermana y yo. Es todo lo que necesito y es todo lo que tengo. Así que no le veo caso a su visita, porque no creo que pueda decir algo que me haga cambiar mi opinión. Ahora estoy más susceptible, no sé realmente porqué, pero lo estoy. En dos de mis clases empezamos a hablar de términos de Óptica y cada vez que recuerdo esa clase se me revuelve el pinchi estómago de tan sólo pensar que tengo que cursarla otra vez. Ojalá y no tenga que verle la puta cara de pendejo al mismo profesor otra vez. Eso es lo que me acosa en este día, en mi mente las ideas revolotean, tanto que no puedo pensar correctamente. El asunto con mi madre, la visita de aquél hombre y el recuerdo de la clase reprobada me tienen como un sonámbulo caminando de memoria por la calle, sin levantar la mirada, con la cabeza gacha y la mente perdida.

martes, septiembre 07, 2004

Reflexionando

El cambio no es una decisión, es una etapa inherente de un ser vivo queriendo sobrevivir. Según yo, decidí cambiar, y me miro, las diferencias no son las que yo tenía planeadas. No eran estos aspectos los que quería yo cambiar. Quería dejar de quererla. Quería dejar de pensar en ella. Quería aprovechar, por fin, mis capacidades. Quería sentir que soy feliz. Quería ser mejor. Pero valió verga. Me hice un petición y me entregué otra cosa. Yo mismo cambié mis intenciones, lo que yo quería, al parecer, no era lo que en verdad necesitaba cambiar. Así que inconscientemente cambié lo justo y lo necesario como para que conscientemente notara un cambio. No todos los pinches cambios son buenos. Y vaya...

viernes, mayo 21, 2004

De la verga

Hoy me siento de la verga. No porque esté deprimido. Ni porque esté bañado en lágrimas de tristeza que saben a arrepentimiento e impotencia. Mi sentimiento más preponderante en estos momentos es el de la vergüenza. Vergüenza hacia mí mismo, pero no tanto como la vergüenza hacia mi madre. Reprobé una materia. Esta vez hasta le rogué (de cierta forma) al maestro porque cambiara su decisión pero aún así no lo hizo. El pendejo hasta cree que me estaba haciendo un favor al decirme que pudo haberme calificado peor pero no lo hizo. Ahora tengo que cambiar todos mis planes para el verano. Me tendré que regresar antes de lo planeado a mi casa. Por la pena que me da tendré que trabajar. No es que me disguste tanto trabajar, al contrario, no tengo ningún problema en hacerlo, el hecho es que había hecho planes para pasearme en este tiempo y los he decidido cancelar por lo que ha ocurrido. De la verga el inicio del verano. Espero que no siga así.