viernes, abril 28, 2006

Tengo ganas de escribir. Tengo ganas de aligerar de alguna manera la presión que generan mis emociones dentro de mí. Hay veces que, sin darme cuenta, tengo ganas de llorar. Y no lo hago. No por mí mismo. No puedo. Bueno, sí puedo pero me es muy difícil. Mis lágrimas pocas veces se asoman a contemplar mi tristeza. Casi siempre lo hacen para presenciar un trágico momento en una película, un sufrimiento sentido por un personaje, una cruel ironía en una vida que no es la mía. Me sorprendo llorando en escenas que no ameritan tanto el llanto y es ahí cuando comprendo que en realidad no estoy llorando por lo que veo sino por lo que siento mientras lo veo. Inconscientemente busco una excusa para inundar mis ojos cuando parece que mi propia tristeza no es suficiente. Hoy siento como si fuera una de esas veces, en las que quiero llorar y no puedo. Ahora ni siquiera con una película. Quisiera encontrar a alguien. Una persona a la cual entregarle todas mis emociones, todo lo que quiero y puedo entregar y que no tengo a quién. Alguien especial. Alguien que pueda dejarnos solos en una habitación llena de gente. Alguien que pueda sentir lo mismo que yo puedo sentir por ella. Alguien que me quiera como yo también la quiera. Alguien que se deje querer y que haga que yo me deje querer. Quiero encontrar a alguien con quien pasar el tiempo, para ya no pasar mi tiempo sólo conmigo. Pero no sé cómo hacerlo. No sé si pueda. No sé siquiera si exista esa persona. Si la conozco, la conoceré o si ya la conocí y no supe quién era. Siento que estoy en una etapa de mi vida en la que tengo la oportunidad de hacer muchas cosas y la obligación de hacer algunas otras; sin embargo, lo único que quiero hacer en este momento es estar con alguien, quererla, cuidarla. Eso es lo que siento que es lo más importante en mi vida ahora... y es lo único que empiezo a dudar que pueda llegar a suceder.